El Castell
de Guadalest es una pequeña población de 240 habitantes situada en la parte
norte de la comarca de la Marina Baixa en Alicante.
Fortaleza del siglo XI, creada por los musulmanes, se encuentra situada sobre la roca en la parte más elevada del municipio.
Tuvo un papel muy importante a lo largo de la Edad Media y Moderna, gracias a su situación estratégica. Los terremotos de 1644 y 1748 y la voladura que sufrió en 1708 en la Guerra de Sucesión fueron los culpables de su destrucción.
El clima es de tipo Mediterráneo, pero difiere un poco del de la costa, con inviernos más frescos y veranos más suaves y agradables.
En cuanto a las comunicaciones, las dos maneras más sencillas de acceder a El Castell de Guadalest son las siguientes:
Fortaleza del siglo XI, creada por los musulmanes, se encuentra situada sobre la roca en la parte más elevada del municipio.
Tuvo un papel muy importante a lo largo de la Edad Media y Moderna, gracias a su situación estratégica. Los terremotos de 1644 y 1748 y la voladura que sufrió en 1708 en la Guerra de Sucesión fueron los culpables de su destrucción.
El clima es de tipo Mediterráneo, pero difiere un poco del de la costa, con inviernos más frescos y veranos más suaves y agradables.
En cuanto a las comunicaciones, las dos maneras más sencillas de acceder a El Castell de Guadalest son las siguientes:
1-. Se coge la carretera CV-70 en La Nucia o en Polop de la Marina y de aquí ya se continúa hasta nuestro destino.
2-. Podemos coger la carretera CV-755 en Altea la Vella, pasamos por Callosa d'En Sarrià y finalmente llegamos a El Castell de Guadalest.
Guadalest ha sido declarado Monumento
de Valor histórico-artístico y todo visitante de la Costa Blanca enamorado de
la Naturaleza y de nuestro Patrimonio debe rendirle visita.
El pueblo es una delicia. Se accede a
través de una única puerta excavada en la colina. Hay tiendas de souvenirs, de
artesanía, cafeterías y museos. Se puede hacer una visita guiada por dentro del
castillo y las murallas. Cuesta sólo unos euros y como recompensa tendrá
unas extraordinarias vistas del valle y más allá, de la bahía de
Altea. Hay muchas obras de arte expuestas, desde las más elaboradas hasta
lo cómico. (derecha, Hombre comiendo perrito caliente,).
Una
recomendación para los que quieran visitar Guadalest en invierno es
hacerla por las mañanas, ya que apartir de las seis de la tarde comienzan a
cerrar todo por allí. Aunque si ya de mañana el lugar tiene un encanto sin
igual, el poder pasear casi al anochecer por sus calles será otra de esas
imágenes que guardes para siempre.
El Castell de Guadalest,
existente ya en la época musulmana, después de la conquista cristiana (S.
XIII), retuvo una abundante población islámica bajo el señorío de distintos
nobles catalano-aragoneses.
El rey Jaime II donó, en feudo el Castillo de Guadalest a Bernardo de Sarriá, en 1293 y aquí, empieza un período de 42 años, durante el cual, el castillo y toda la comarca pertenecen a la familia Sarriá.
En 1335, el Castillo pasa a la Corona, quien lo vende al Infante D. Pedro y de este pasa a su hijo, el primer Duque Real de Gandía y a la muerte del último Duque Real de Gandía, a la familia Cardona. Los Cardona llegaron a ser Almirantes de Aragón y en 1543, los reyes Dª. Juana y Don Carlos, concedieron a D. Sancho de Cardona para sí y sus sucesores perpetuamente el título de Marqueses de Guadalest.
El último Cardona, Marqués de Guadalest, murió sin descendencia en 1699 y esto provocó una serie de problemas que terminaron al recaer el marquesado en la persona del Marqués de Ariza, El marquesado sigue y su poder decae en el siglo XIX.
Durante la época de los Cardona, hay otra familia que adquiere gran relevancia, es la familia de los Orduña. La vinculación de los Orduña a El Castell de Guadalest data del siglo XVI, ellos fueron alcaides perpetuos desde 1669 y alcanzaron nobleza en 1756, al ingresar en la Orden de Santiago, D. Pedro Antonio Buenaventura de Orduña y García.
En el siglo XIX, con la supresión de los señoríos, los Orduña adquieren poder e influencia en la Marina e incluso actúan en la política de la provincia de Alicante. En 1934 fallece el último Orduña, D. Carlos Torres de Orduña, sin descendencia, pasando sus posesiones a ramas colaterales.
Mientras estas dos familias pasaban a formar parte de la historia de El Castell de Guadalest, otros hechos singulares cambiaron la fisonomía del municipio.
En 1609 los moriscos, población mayoritaria del valle, fueron expulsados, creándose un gran vacío demográfico que se intentó llenar con la Carta Puebla de 1611.
El 22 de junio de 1644, se produce un terremoto que destrozó el Castillo y en diciembre del mismo año, vuelve a repetirse otro seísmo de gran intensidad.
El rey Jaime II donó, en feudo el Castillo de Guadalest a Bernardo de Sarriá, en 1293 y aquí, empieza un período de 42 años, durante el cual, el castillo y toda la comarca pertenecen a la familia Sarriá.
En 1335, el Castillo pasa a la Corona, quien lo vende al Infante D. Pedro y de este pasa a su hijo, el primer Duque Real de Gandía y a la muerte del último Duque Real de Gandía, a la familia Cardona. Los Cardona llegaron a ser Almirantes de Aragón y en 1543, los reyes Dª. Juana y Don Carlos, concedieron a D. Sancho de Cardona para sí y sus sucesores perpetuamente el título de Marqueses de Guadalest.
El último Cardona, Marqués de Guadalest, murió sin descendencia en 1699 y esto provocó una serie de problemas que terminaron al recaer el marquesado en la persona del Marqués de Ariza, El marquesado sigue y su poder decae en el siglo XIX.
Durante la época de los Cardona, hay otra familia que adquiere gran relevancia, es la familia de los Orduña. La vinculación de los Orduña a El Castell de Guadalest data del siglo XVI, ellos fueron alcaides perpetuos desde 1669 y alcanzaron nobleza en 1756, al ingresar en la Orden de Santiago, D. Pedro Antonio Buenaventura de Orduña y García.
En el siglo XIX, con la supresión de los señoríos, los Orduña adquieren poder e influencia en la Marina e incluso actúan en la política de la provincia de Alicante. En 1934 fallece el último Orduña, D. Carlos Torres de Orduña, sin descendencia, pasando sus posesiones a ramas colaterales.
Mientras estas dos familias pasaban a formar parte de la historia de El Castell de Guadalest, otros hechos singulares cambiaron la fisonomía del municipio.
En 1609 los moriscos, población mayoritaria del valle, fueron expulsados, creándose un gran vacío demográfico que se intentó llenar con la Carta Puebla de 1611.
El 22 de junio de 1644, se produce un terremoto que destrozó el Castillo y en diciembre del mismo año, vuelve a repetirse otro seísmo de gran intensidad.
En 1748 y en 1752, tienen lugar nuevos terremotos, pero menos importantes que los anteriores.
Durante la Guerra de Sucesión, en 1708, el Castillo de San José sufre una voladura que afectará gravemente su ala oeste y la Casa Orduña es incendiada.
Ya en el siglo XX, El Castell de Guadalest sufre una serie de cambios importantes:
- En
1953, se empieza a construir el embalse que sería terminado en 1971.
- El
turismo empieza a descubrir el encanto de El Castell de Guadalest.
- En
1974, El Castell de Guadalest es
declarado conjunto histórico - artístico.
- El
Recinto Amurallado queda sujeto al decreto de Protección Genérica de los
Castillos Españoles de 22 de Abril de 1949.
- En
1980, El Castell de Guadalest recibe
la Placa de Bronce al Mérito Turístico y en 1981, el Tercer Premio de los
Nacionales de Turismo al Embellecimiento y Mejora de los pueblos de
España.
- En
1994, se acuerda la compra municipal de la Casa Orduña y se procede a su
rehabilitación para ser transformada en el Museo Municipal.
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